25 de febrero de 2014

Revolucionario maíz con calabaza y cúrcuma

Estaba leyendo a Marx, aquello de que la naturaleza es cuerpo inorgánico del hombre, porque necesita estar en proceso continuo con ella para no morir.
Es hora de recuperar ese vínculo necesario: orgánico, local, originario ¡el maíz latinoamericano se come crudo!

Desgranado con calabacita rallada cruda. Por encima, una crema de calabaza con cúrcuma, aceite de oliva y chorrito de agua, todo junto en la procesadora.
Piolines de pimientos dulces rojo y amarillo (los corté finito y los dejé deshidratar en la ventana un día) y un tomate en forma de estrella, como un guiño al Che.
Esto es de mi tierra, es hermoso y exquisito, y no precisa ajustes genéticos ni glifosatos cancerígenos, es perfecto así como brota del suelo ¡Toma Monsanto!

Hoy me apropio de las palabras de Antonio Ortega Martin y pongo la revolución en mi plato 


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